La intervención se realiza bajo anestesia general y durante la misma se extirpa piel, glándula mamaria y grasa perimamaria. El método más común utiliza una incisión de tres partes: La primera circunda la aréola, la segunda va verticalmente desde el borde inferior de la aréola hasta el pliegue submamario y la tercera es una incisión horizontal a lo largo del pliegue submamario. Después de eliminar el exceso de tejido, grasa y piel, se reduce la aréola y se traslada junto con su pezón a una posición más elevada, ambos permanecen adheridos para preservar toda su sensibilidad. En este punto se utiliza a menudo liposucción ultrasónica para modelar los contornos de los lados de las mamas. Se requiere un día de hospitalización. A veces se tienen que dejar drenajes, que se retirarán a las 24 ó 48 horas posteriores a la intervención. Se suele dejar un sujetador o, en ocasiones, un vendaje. ¿CÚALES SON LOS RESULTADOS? La mayoría de las pacientes no sienten dolor después de la operación, pero sí tienen cierto malestar. Cualquier tipo de dolor o malestar puede solucionarse mediante calmantes. Posteriormente a la operación, tres semanas más o menos, se retirarán las suturas y durante un período de tres a cuatro meses se limitará la exposición al sol. La reducción de las mamas produce un cambio importante en la imagen del cuerpo, y la paciente se siente más cómoda al estar más proporcionadas con el resto de su cuerpo. Las cicatrices están en actividad hasta casi un año después de la intervención, siendo entonces cuando serán, en general, poco aparentes. |